Hoy he rescatado mis RAY-BAN WAYFARER
Hoy me he levantado con unos aires de Audrey Hepburn que no os lo podéis ni imaginar… Sí, ya sé que quienes me conocéis estaréis pensando que me he debido fumar un porro de manzanilla o que se me ha ido la cabeza. Soy rubia, entradita en carnes y mi estilo es algo más casual que el de la Hepburn. Vamos que, salvando las distancias, tengo un corte más cercano a Marilyn por aquello de las chichas. Bueno, sí… ¿Y qué? ¿Es que una no tiene derecho a soñar? Hoy me apetece sentirme como Audrey en «Desayuno con diamantes» ¡Y PUNTO! Jolines, que a todo tenéis que sacarle punta, leches…
El caso es que, como no me veo con ganas ni presupuesto para darme una vueltecita por Tiffany´s, he decidido rescatar mis clásicas Ray-Ban Wayfarer y enfundarme un vestido negro entallado que no me deja mucha libertad de movimiento, pero que me sienta de maravilla. Me acabo de mirar al espejo y me ha dado un subidón… ¡Soy igualita que Audrey! ¡Cuando me vea mi churri va a alucinar!
Estoy tan ideal que voy a ser la envidia de todas mis vecinas en cuanto ponga un pie en la calle. Ahora que lo pienso, voy a pasarme por un Starbucks para que me sirvan un café con leche en un vaso de cartón. No soy muy cafetera, pero es el único detalle que me falta para ser la viva imagen de Audrey. Bueno, ese y el de las joyas, pero eso va a tener que esperar.
Y es que las Ray-Ban Wayfarer me dan ese toque de distinción que tanto necesito. Estas gafas de sol son todo un clásico. Su nacimiento se remonta a 1952 y, a pesar de tener más de cincuenta años a sus espaldas, este complemento ha sabido reinventarse y continúa siendo un básico en el siglo XXI.
Supongo que la mayoría ya lo sabréis: Fue Audrey Hepburn la culpable de que las Wayfarer se convirtieran en el complemento favorito de todas las mujeres en la década de los 60. Poco después de que la actriz las luciera en la mítica película «Desayuno con diamantes» (1961), se dispararon las ventas de este modelo. Bob Dylan también aportó su granito de arena al éxito de las Wayfarer.
La estrella del rock convirtió este modelo de gafas de sol en un verdadero icono de la cultura pop gracias a su emblemática imagen luciéndolo.
El siguiente en contribuir a la causa fue el actor Don Johnson, que hizo de ellas un accesorio imprescindible cuando dio vida al detective Sonny Crockett en la exitosa serie televisiva “Miami Vice”.
Para terminar, mi adorado Tarantino las rescató en los años 90 en su película «Reservoir Dogs». La escena inicial de este film, en la que aparecen todos los protagonistas caminando juntos y luciendo unas Wayfarer negras, permanece en la retina de todos los amantes del séptimo arte.
Las Wayfarer son mucho más que unas gafas de sol. Se han convertido en el estilo más vendido de la historia. En la actualidad han resurgido con más fuerza si cabe que en el pasado. El secreto de su éxito reside, como he comentado antes, en que se trata de un modelo que ha sabido reinventarse y adaptarse al paso del tiempo, logrando cautivar a las nuevas generaciones con ese aire retro tan especial.
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