Tratamientos de belleza a la carta en Blissbooker

Hace sólo un par de semanas que terminaron mis vacaciones y ni rastro de la depresión postvacacional. Eso sí, reconozco que estoy esforzándome mucho para huir de ella, jajajaja. ¿Y cómo lo estoy haciendo? Mimándome mucho y tratando de dedicarme a mí misma el poco tiempo que me queda libre. Os recomiendo que lo probéis. No hace falta que dispongáis de demasiado tiempo, bastan diez o quince minutos al día para una misma para conseguir sentirse mejor. Dedicarlos a aplicaros esa crema que tanto os gusta, a haceros una pedicura express, a leeros un capítulo de un libro, a escuchar vuestra canción favorita… ¡Lo que os apetezca! En serio… Probarlo.

A mí lo que me pide el cuerpo son mimitos, así que suelo dedicar mis diez minutos diarios a limpiarme el rostro y aplicarme sin prisas un sérum, una hidratante y un contorno de ojos. Lo hago con un agradable automasaje que me ayuda a relajarme. ¡Y me funciona!

Además, he conseguido hacer un hueco más grande en mi agenda para pegarme un capricho que me merecía desde hace tiempo y que os recomiendo a todas. Mi último “autopremio” ha consistido en un tratamiento en cabina que he contratado a través de Blissbooker, una web que simplifica mucho la reserva de este tipo de “regalos de belleza”.

Vivir una experiencia deliciosa es tan sencillo como entrar en la web de Blissbooker, navegar por sus ofertas de peluquería, corporales, faciales, manicuras, pedicuras… ¡¡Y dejarse llevar!!

Las opciones son infinitas, tanto que puede resultar difícil elegir, pero lo cierto es que yo me decidí en seguida. Me cautivó a primera vista el centro Spaxión de Callao.

Situado en la octava planta de El Corte Inglés de Callao, este establecimiento está decorado con muy buen gusto, ofrece unas vistas maravillosas del centro de Madrid y utiliza para sus procedimientos cosméticos de Germaine de Capuccini y Alqvimia, firmas que me encantan.

Tras ver su oferta de tratamientos me decanté por una oxigenación facial. El verano ha debilitado mucho mi piel y necesitaba un chute de hidratación y oxigenación para que recuperara su luminosidad.

Y fue absolutamente delicioso… Durante una hora y veinte minutos me entregué al relax más absoluto y me dejé cuidar por las manos de una experta del centro.

Así fue el protocolo:

1-Limpieza: como suele ser habitual en cualquier ritual facial, el protocolo comenzó con una buena limpieza. Una desmaquillante y un tónico refrescante dejaron mi cutis listo para el tratamiento.

2-Aplicación de una mascarilla para dilatar temporalmente el poro: una vez limpia la piel, me aplicaron una mascarilla para abrir los poros y poder limpiarlos en profundidad.

3-Microdermoabrasión con punta de diamante: este método penetra en la piel, eliminando impurezas, limpiando los puntos negros, atenuando las cicatrices… Es una exfoliación en profundidad con propiedades regeneradoras.

3-Extracción: el siguiente paso consistió en la extracción de la suciedad más resistente, la eliminación de esos puntos negros profundos.

4-Mascarilla reparadora: para aliviar la irritación que causa la extracción, procedieron a aplicarme una mascarilla de gel con propiedades calmantes, hidratantes y reparadoras. Se trató de un chute de vitaminas que volvió a cerrar mis poros y dejo mi cutis impecable.

5-Masaje relajante: como punto final de este fabuloso ritual, me tocó disfrutar de un masaje facial y de una hidratación en profundidad. ¡Un fin de fiesta inolvidable!

El resumen de la experiencia: ¡Una maravilla! Mi piel quedó maravillosa y salí con una profunda sensación de relajación, algo que no resulta fácil en los tiempos que corren.

Delicioso, ¿verdad?

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